Este adiós, no maquilla un "hasta luego",
este nunca, no esconde un "ojalá",
estas cenizas, no juegan con fuego,
este ciego, no mira para atrás.
Este notario firma lo que escribo,
esta letra no la protestaré,
ahórrate el acuse de recibo,
estas vísperas, son las de después.
A este ruido, tan huérfano de padre
no voy a permitirle que taladre
un corazón, podrido de latir.
Este pez ya no muere por tu boca
este loco se va con otra loca
estos ojos no lloran más por ti.
Con esta emotiva prosa comienza otra de los temas que le dedicó a Paula, su novia argentina. Además en esta versión en vivo, Joaquín recita este desgarrador poema. Escrito desde las entrañas, escrito con sangre más que con tinta.
''Nos sobran los motivos'' perteneciente al disco con ese mismo nombre, se publicaba en el año 2000 y vendía más 300.000 ejemplares. Este doble CD recopila canciones grabadas en distintos conciertos.
Además, en él se recogen canciones de otros discos anteriores, por ello os los voy a enumerar, y os pondré al lado alguna canción que salga en éste, para situarnos un poco:
-Juez y parte (1985)--> Princesa
-En directo (1986)--> Calle melancolía
-Hotel, dulce hotel (1987)--> Que se llama soledad/ Así estoy yo sin ti
-El hombre del traje gris (1988)--> ¿Quién me ha robado el mes de abril?
-Mentiras piadosas (1990)--> Medias negras
-Física y química (1992)--> Y nos dieron las diez/ La del pirato cojo
-Esta boca es mía (1994)--> Ruido
-Yo, mí, me, contigo (1996)--> Y sin embargo
-Enemigos íntimos (1998)--> Yo me bajo en Atocha
-19 días y 500 noches (1999)--> 19 días y 500 noches/ Noches de boda
Esta canción, en concreto, es una canción bastante pegadiza desde mi puntos de vista, ya que cuenta con varias anáforas y usa el adjetivo demostrativo (este/esta) como conductor.
En la canción se enumeran cosas que dejan de funcionar o que indican el final de una relación, una sala de espera sin esperanza o bien un sueño que sueña que se despierta, para acabar diciendo que: «para decir adiós a los dos nos sobran los motivos», dando así por zanjado el asunto y terminada la canción.
Esta canción es, sin dudas, la manera más dulce y encantadora de ponerle un punto final a una relación que necesitamos dejar atrás. Un adiós dicho con la más pura poesía a la que Joaquín nos tiene acostumbrados. Un caballero que renuncia a una dama, a la que se niega a seguir amando. Sin odios, sin rencores, destila solamente amor y melancolía. Cada frase es un reflejo de la tremenda desolación en la que nos sumergimos cuando debemos concluir algo, más por obligación que por deseo. Para protegernos. Para salvarnos. Para colgarnos en el corazón el cartel de “Cerrado por derribo”... hasta la próxima vez que volvamos a enamorarnos como idiotas.
Después de escuchar las palabras de esta canción creo que pocos podemos aportar algo, así que os dejo con sus letras, para que disfrutéis al máximo de esta inigualable canción.
Esta sala de espera sin esperanza,
estas pilas de un timbre que se secó,
este helado de fresa de la venganza,
esta empresa de mudanzas,
con los muebles del amor.
Esta campana muda en el campanario,
esta mitad partida por la mitad,
estos besos de Judas, este calvario,
este look de presidiario,
esta cura de humildad.
Este cambio de acera de tus caderas,
estas ganas de nada, menos de ti,
este arrabal sin grillos en primavera,
ni espaldas con cremallera,
ni anillos de presumir.
Esta casita de muñecas de alcana,
este racimo de pétalos de sal,
este huracán sin ojo que lo gobierne,
este jueves, este viernes,
y el miércoles que vendrá.
No abuses de mi inspiración,
no acuses a mi corazón
tan maltrecho y ajado
que está cerrado por derribo.
Por las arrugas de mi voz
se filtra la desolación
de saber que estos son
los últimos versos que te escribo,
para decir "con Dios" a los dos
nos sobran los motivos.
Este museo de arcángeles disecados,
este perro andaluz sin domesticar,
este trono de príncipe destronado,
esta espina de pescado,
esta ruina de Don Juan.
Esta lágrima de hombre de las cavernas,
esta horma del zapato de barbazul,
que poco rato dura la vida eterna,
por el túnel de tus piernas,
entre Córdoba y Maipú.
Esta guitarra cínica y dolorida,
con su terco knock knockin' on heaven's door,
estos labios que saben a despedida,
a vinagre en las heridas
a pañuelo de estación.
Este Land Rover aparcado en tu puerta,
la rueca de Penélope en el Luna Park,
estos dedos que sueñan que te desnudan,
esta caracola viuda
sin la pianola del mar.
Creo que todos los que nos vimos obligados (porque nos sobran los motivos) a terminar una historia, podríamos elegir este modo elegante y romántico de decir adiós. Así que, de la misma manera, con esta elegante y romántica canción, me despido yo también y agradezco a todos los que nos habéis ido leyendo a lo largo de estos últimos meses.
Cuando el amor se acaba, y nos sobran lo motivos, lo mejor es ser coherentes con uno mismo y dejar marchar…
MARINA ELIZALDE